
En las pequeñas y medianas empresas (pymes) suelen hacerse números continuamente en relación con los factores más relevantes del presupuesto. Una de las partidas que más peso tiene es la plantilla. Por eso, en el ámbito de la asesoria laboral aconsejamos ponderar en su justa medida el coste del despido.
La asesoria laboral frente a una coyuntura compleja
La pandemia del coronavirus ha llevado a muchas empresas a una situación de crisis, por lo que, más allá de la solución transicional de los ERTE, las reducciones de plantilla se perfilan como alternativas a tener en cuenta para garantizar la viabilidad de los negocios.
Sin embargo, antes de hacer una extrapolación directa entre despidos y ahorro, es necesario realizar un análisis concienzudo. Al menos, en numerosos casos y a corto plazo, ese ahorro no es tal. Por eso debemos evaluar cuánto puede costar cada tipo de despido.
El coste del despido en nuestro país
Repasamos lo que podemos llegar a gastar en los diferentes tipos de despidos:
– Disciplinario: Se da por indisciplinas probadas. Solo se pagaría el finiquito, que comporta las pagas extraordinarias y los días de vacaciones no disfrutados, aparte de los restantes del mes del despido.
– Objetivo: Por inconvenientes organizativos o económicos de la empresa. Se abona el finiquito y se indemniza con una veintena de días, como mínimo, por año trabajado.
– Colectivo: Afecta a, al menos, una decena de empleados (10 % en las empresas con menos de un centenar). Conlleva los mismos costes que el anterior.
– Improcedente: Cuando los tribunales avalan una denuncia contra uno disciplinario. Hay que afrontar el finiquito y 33 días por año trabajado.
– Nulo: Si se vulneran los derechos y libertades públicas o se ejercen discriminaciones inconstitucionales. Al finiquito habríamos de sumarle el cobro de los salarios no pagados y la readmisión.
En definitiva, en las pymes hay que calcular con prudencia lo que puede costar un despido.